sábado, 4 de junio de 2011

Hiiita paraguayito!!

Un niño campesino, conocedor de la vida en las estancias y de las costumbres de los animales de los tambos y granjas; se muda a la ciudad y allí asiste a la escuela.
Un día la maestra les plantea un problema:
-          Niños, digánme que pasa si de un corral donde hay viente ovejas, se escapan quince. Transcurre un tiempo y nadie responde. Como nadie responde, ella les dice:
-          La respuesta es sencilla... en el corral quedan cinco ovejas”, y mirando al niño campesino le consulta:
-          ¿Verdad, Chive?”.
El niño le responde:
-          Rejavy mbo’ehára”. Sorprendida por la respuesta, la maestra le dice:
-          Mba’érapa ere ajavyha”. El niño campesino le replica:
-          Ndaipóri ovecha tavy, Mbo’ehára. Oïramo veinte, oïhaguéicha osëmbaitéta okápe. Araka’e gua’u cinco opytáta ndéve kora ryepýpe.


Un borracho llega a un bar y pregunta al mozo:
-          ¡Mozo!, eguerekópiko caña.
-          “Aguereko, replicó el hombre.
El borracho le dijo:
-          Upéicharö emboty nde bar, egueru la nde caña ha... jaha ja-pescá..

 A la madrugada, en el cuartel, aún en la oscuridad, la tropa inicia sus actividades del día.
Al frente, se encuentra el Coronel quien a voz en cuello, le asigna a cada soldadito la labor que le tocará en el día. Así, manda lo siguiente:
-          ¡Mereles ha nde avei Aquino’i!, pemopotï poräta chéve koty oïva guive... ha pejapóta chéve con el mayor ahínco. ¡Hesakäporäpa peëme!”.
Ohendúvo upéva Aquino’i osë he’i:
-          Che ruvicha, peteï mba’énte ha’ese ndéve, pe mayor ahínco niko ndaha’éi ñane unidad-gua”.

 Un campesinito algo bruto viajaba en su automóvil a Paraguaýpe y al llegar a la Curva de la Muerte vió parada a una persona. Le invitó a subir a su auto y la persona le dijo:
-          Soy travesti. El campesinito le contestó:
-          Che naporandúi ndéve nde apellído-re. Ejupíkatu jaha..

 Un ruso, un yanki y el paraguayito juegan “quien es el más guapo y el que más lejos puede llegar”.
El ruso empieza y dice:
-          Yo con un cohete, voy y vuelvo, en un día, a la luna. Todos festejan, aplauden y gritan “¡grande!”, “¡idolo!”. A su turno el yanki replica:
-          Eso no es nada. Yo puedo ir a Jupiter y vuelvo en dos días. Todos festejan, aplauden y gritan “¡grande!”, “¡idolo!.
El paraguayito les dice:
-          Peë pejéva niko vyrorei. Chéngo ajapota pe tuichavéva, pe ijojaha’ỹva... aháta ajere pe kuarahýre ha ajujey pya'e porä".